Los bahienses se impusieron 85 a 83 en un final de película en un estadio vacío por la sanción que la Aprevide le impuso a Quilmes.
Por Marcelo Solari
La noche pintaba para fiesta completa en Luro y Guido. Sólo le falta la gente (partido a puertas cerradas) para un verdadero carnaval. Quilmes lo tuvo +19 en el segundo cuarto y también +11 en el tercero. Pero no lo pudo liquidar. Y Villa Mitre, que nunca se entregó terminó llevándose una victoria poco menos que increíble del “Centenario José Martínez”, por 85 a 83. El partido se enmarcó en la Zona B de la Conferencia Sur del Torneo Apertura de la Liga Argentina de Básquetbol.
El primer tiempo resultó interesantísimo, con muy buenas actuaciones individuales y también con un desarrollo cambiante. De entrada, Quilmes apostó a la velocidad de su ataque en transición y estableció ventajas rápido, como para imponer autoridad.
El local tuvo una acertada circulación y elevada eficacia con sus lanzamientos, pero esa construcción ofensiva se iniciaba con su buena gestión defensiva, con agresividad sobre la pelota y una postura atenta y correcta para ayudar y corregir. Limitó la influencia de Franco Pennacchiotti y aunque el pivote tuvo cierta compañía para anotar, Andrés Lugli retomó el control hacia el desenlace del parcial y la ventaja de 11 fue fiel reflejo de lo que había pasado en la cancha.
El dominio de los marplatenses se intensificó en el tramo inicial del segundo cuarto. Con un juego de alto vuelo, Quilmes martirizó a Villa Mitre con una presión asfixiante sobre la pelota. A tal punto que al equipo bahiense le costaba una enormidad cruzar la mitad de la cancha. Robos, contraataques, volcadas. Era un festival para el local (45-26 a 6m30s).
Sin embargo, al influjo de la inquebrantable voluntad de Mateo Beigier, Villa Mitre reaccionó. Mejoró ostensiblemente su defensa, cerró todos los caminos hacia el aro e invitó al tiro de tres puntos. Y Quilmes empezó a errar desde afuera. Y a Beigier se plegó Pennacchiotti, Villa Mitre se acercó y se fueron al descanso sembrando algo de incertidumbre en lo que venía siendo una fiesta quilmeña.
Pareció que todo retornaba a su cauce normal, en tanto y en cuanto el conjunto marplatense volvió a establecer una buena brecha en el resultado y la sostuvo en doble dígito durante un largo rato.
Sin embargo, la capacidad de lucha y las respuestas basquetbolísticas de Villa Mitre, con Beigier haciendo de todo y todo bien, permitían inferir que nada estaba definido. El visitante fue clausurando su aro y creció en confianza en la misma proporción en que Quilmes comenzaba a ser devorado por la ansiedad y los nervios. Lógico, aparecieron las dudas, y lo terminó pagando caro.
El local estuvo los últimos 5m28s del juego clavado en 83. No convirtió más. Mérito de la gran defensa rival y de sus propias malas decisiones. Un triple de Pennacchiotti (otra vez gran figura, con 27 puntos y 17 rebotes) y un posterior libre de Pablo Bandeo sentenciaron una historia cargada de suspenso y jugadas espectaculares.
La síntesis
Quilmes 83
Andrés Lugli 13, Julián Ruiz 11, Renzo Giacone 3, Agustín Ecker 8 y Tomás Verbauwede 18 (FI). Matías Dominé 3, Leonel Luna 1, Martín Herrero 9, Juan Esteban De la Fuente 15, Axel Marino 2. DT: Ezequiel Santiago Medina.
Villa Mitre 85
Juan Cruz Fontera 6 (x), Mateo Beigier 23, Ignacio Alem 6, Pablo Bandeo 13 y Franco Pennachiotti 27 (FI). Joaquín Jasen 0, Manuel Iglesias 7, Francisco Filippa 0 (x) , Alejo Blanco 1, Julián Lorca 2. DT: Hernán Ferrero.
Estadio: “Centenario José Martínez”.
Árbitros: Raúl Sánchez y Martín Pietromónaco.
Parciales: 31-20, 51-44 y 74-68.